martes, 7 de junio de 2011

INTERNET Y LOS RADIOAFICIONADOS


“Eso es lo mismo que los radioaficionados!”, fue la sentencia lapidaria emitida por mi Jefe a mi entusiasmo por el descubrimiento de internet. Era comienzos de los años 90, para que se pueda entender digamos que NO EXISTIA el WWW, es decir el concepto de “navegar” no había sido inventado. Ciertamente éramos muy pocos los “locos de la azotea” en aquellos años que sentíamos que algo grande estaba surgiendo y que no podíamos perdernos la oportunidad de ser protagonistas de esa revolución digital.

Hoy internet es lo que es, y mi entusiasmo y expectativa se traslada a otros horizontes, más apasionantes y también más preocupantes.

La estructura básica ya está funcionando, el Código Binario y el Protocolo IP lograron afectar a la humanidad como ninguna tecnología nunca en la historia. Encima de esta nueva realidad digital está surgiendo una nueva sociedad, una nueva forma de ver al mundo en tiempo real así como también una nueva forma de vivir en él.

Es muy difícil ver la ola desde adentro, y más cuando por momentos estamos en el torbellino de cambios estructurales que hasta los historiadores del futuro tendrán problemas para armar una línea de tiempo por el corto espacio que hay entre un hecho importante y otro. En cuestión de meses aparecen y desaparecen tecnologías, formas de comunicarnos y divertirnos, y lo más dramático, regiones enteras del mundo con cientos de años de historia están en plena revolución donde sus líderes no saben si se enfrentan a personas o a máquinas.

Incluso en los países que gozamos de libertades y acceso a las nuevas tecnologías, sus gobernantes y líderes sociales tampoco están entendiendo completamente a que nos enfrentamos, que dimensión tienen estos cambios y cuáles serán sus consecuencias a largo plazo.

Todos nos dejamos llevar por las redes sociales, juegos integrados con TV, TV integrada a Internet y ésta integrada a los gobiernos en tiempo real juzgando minuto a minuto las gestiones y a los políticos de turno. Es como si las elecciones se realizaran cada vez que los ciudadanos oprimen el botón de ENTER en el Twitter.

Al parecer lo que tenemos por ahora es que los SmartTV, las redes sociales, los teléfonos inteligentes, las tablets, etc., etc. Están marcando una tendencia común en todo el mundo: LA FRAGMENTACION SOCIAL.

Esta fragmentación no es económica, es cultural. Cada vez tenemos más opciones para informarnos, divertirnos así como también de emitir nuestra opinión. Cada vez somos más libres de elegir con quién compartimos nuestras vidas sin importar el idioma, o la región del mundo donde estemos. Cada uno de nosotros integra esa aldea global que de global tiene poco y mucho de aldea pues son de 150 a 200 la cantidad de contactos promedio que tenemos en las redes sociales en los países más desarrollados, muy similar a las viejas aldeas de la edad media europea o a los barrios latinoamericanos donde la premisa era “somos pocos y nos conocemos”.

Esta fragmentación ya está causando enormes cambios en la industria del entretenimiento, los grandes medios tradicionales ven como sus modelos de negocios están siendo cuestionados por nuevas formas de vender y distribuir la información y el entretenimiento. Esto genera preocupación en la industria pero a la vez abre puertas enormes para nuevos emprendedores, nuevos negocios y nuevos mercados que antes eran imposibles de alcanzar. Estos cambios son similares a la corrida del oro en California de hace dos siglos, todos tendremos la chance de encontrar nuestra mina dorada, solo que en lugar de un pico y una pala, necesitaremos de creatividad y talento.

Pero el cambio más dramático, estructural y con consecuencias a largo plazo de esta fragmentación se dará en la forma de cómo nos gobernaremos, como será nuestra Democracia 2.0, nadie tiene esa respuesta aún, lo que si sabemos es que mi Jefe estaba muy equivocado, Internet no era igual a los radioaficionados.

jueves, 20 de agosto de 2009

HACER CINE Y HACER NEGOCIO






















"España no parece interesada en esto, en aprender qué significa hacer una película y cómo ganar dinero con ella"

Hace algunas semanas me refería al círculo vicioso que resulta de los interminables "subsidios culturales" a la industria audiovisual. Allí me refería a como una importante porción de ese sector se dedica a "vivir" del subsidio y no usar ese subsidio como plataforma inicial de un negocio, que no para de crecer y transformarse retándonos a todos a descubrir las infinitas oportunidades que surgen todos los días.

En algunas regiones del mundo las palabras "cine, cultura, audiovisual", no son bien vistas cuando están juntas en una misma frase con la palabra "negocio", hoy quiero compartir con ustedes esta excelente entrevista a Al Lieberman, que enseña en el programa de Entretenimiento, Medios y Tecnología de la Universidad de Nueva York, publicada en EL PAIS DE MADRID.

Allí Lieberman aborda frontalmente lo expuesto en mi último artículo, el divorcio entre las "superproducciones culturales" y el público que no las mira ni gratis.

Ismael Saldivia




"La intervención estatal en el cine es de una mentalidad 'cortoplacista'"

El catedrático estadounidense Al Lieberman asevera que el talento debe ser el pilar del sector

IRENE BENITO - Madrid - 22/07/2009
Media hora de conversación telefónica con el profesor Al Lieberman (New York, 1939) basta y sobra para corroborar su fe en el empeño que practica: la profesionalización de los trabajadores del ocio. "Entretenimiento", le llama él para abarcar lo inventado y lo que queda por inventar en uno de los negocios que más han crecido durante el último siglo. O del negocio que mejor caracteriza a esta época en todo el mundo y no sólo en Estados Unidos, como se afana en precisar. Recién llegado de Barcelona, donde ha disertado sobre los desafíos profesionales que advierte en la industria del cine, Lieberman opina categóricamente: "La intervención del Estado en el sector es short-term thinking. Es decir, de una mentalidad 'cortoplacista'".

Lieberman, que enseña en el programa de Entretenimiento, Medios y Tecnología de la Universidad de Nueva York, dice que los fondos públicos pueden ayudar durante un año o dos a algunos cineastas. Pero esos subsidios no solucionarán el problema de las audiencias -que la gente vea las películas españolas- ni hará que la producción local tenga una proyección internacional. Para conseguir esos resultados, Lieberman (autor del manual La revolución del marketing del entretenimiento) sólo confía en el talento y la formación de ejecutivos y artistas, una inquietud que dice que existe en EE UU, desde luego, pero también en Alemania y Argentina. "España no parece interesada en esto, en aprender qué significa hacer una película y cómo ganar dinero con ella".

Pregunta.El Gobierno español ha decidido reformular su política de ayuda al cine en parte porque el público no parece interesado en ver las películas que se producen en este país...

Respuesta. Una condición para que esta industria se desarrolle es que, por detrás de ella, haya gente que entienda el negocio. De lo contrario, las iniciativas estatales se quedan apenas en malos intentos de organizar algo que no tiene futuro. En Estados Unidos existe un sector poderoso en cierta medida gracias al esfuerzo invertido en estudiar el negocio del entretenimiento, que es el de la televisión, el de la tecnología... Y algo parecido ocurre en otros sitios. No creo que esta sea, sin embargo, la prioridad de España.

P. En definitiva, usted no cree que el Estado deba intervenir en el cine.

R. Los fondos públicos pueden ayudar un año, pero hace falta una combinación más compleja. Si yo le doy un millón de euros, ¿usted haría una película?

P.No.

R.Claro, quizá usted, que es periodista, podría hacer una revista...

P.... O una web.

R.Exacto. También puede escribir un libro, pero no hacer cine, que es una empresa que requiere una estructura enorme de gente, un guión, un escenario, un mecanismo de distribución y una enorme inversión en publicidad. Mire, yo soy un apasionado del cine, pero tampoco haría películas: sería terrible. En cambio, hay gente que se destaca porque tiene condiciones para eso. Almodóvar, por ejemplo, sabe hacer películas que llegan a todas partes. Pero no todos pueden conseguir algo parecido.

La caída estúpida

A Lieberman no le quita el sueño el debate sobre los derechos de autor que enfrenta a realizadores con internautas. Él ve esa controversia con ojos más pragmáticos: "La red es una herramienta estupenda para la publicidad boca a boca. Es decir, para que una excelente película de presupuesto mínimo llegue a todo el mundo". Y está convencido de que la industria del cine ha aprendido de la nefasta gestión de las descargas gratuitas que hicieron las compañías discográficas. "Hay que ser muy estúpido para caer en lo mismo", reconoce.

P.Los cineastas de todo el mundo están esperando que los estudios estadounidenses establezcan el código de relación con el entorno digital. ¿Están ellos preparados para ensayar una solución distinta a la que dio la música?

R. Entiendo que la industria del cine ha aprendido de la tragedia de las discográficas, que sólo supieron esconderse y evitar el llamado 'fenómeno Napster'. Está en marcha una gran inversión de tiempo y dinero destinado a encontrar una salida alternativa a ese escenario catastrófico. A esta altura ya existen herramientas digitales muy efectivas al servicio del negocio del cine que, sobre todo, inciden en la distribución de las películas.

P.¿Cómo funcionan?

R.Piense que en EE UU aparecen 600 películas nuevas al año: cada espectador quiere una distinta y la clave está en enviarle la información que le interesa. El espectador del cine de acción debe conocer los estrenos de Batman y de Transformers. La red es ideal para ese tipo de estímulo, para conocer la opinión del público con un perfil parecido y saber, por ejemplo, que en China hay una película de acción que puede ser interesante.

P.¿El boca a boca sigue siendo una publicidad esencial pese a la tendencia a destinar presupuestos exorbitantes para la promoción de un filme?

R.Sí, en EE UU se llama create the buzz ("crear el zumbido", en español). La expectativa ahora puede ser generada mediante bitácoras o en los foros de espectadores. Un comentario en la web puede inducir a pagar el precio que supone ver una película en una sala si el producto es de gran calidad, como sucede con las producciones tridimensionales. No es verdad que no haya público dispuesto a llenar los cines: ocurre que debe merecer la pena.


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viernes, 31 de julio de 2009

VESTIRSE CON ROPA AJENA









Europa siempre está mirando a Estados Unidos y en particular a Hollywood como que quiere pero no puede.


Se presentan ante el mundo como los grandes generadores de contenidos de calidad contra los contenidos basura provenientes del otro lado del Atlántico.

Actualmente, España en particular esta envuelta en la polémica sobre su nueva Ley Audiovisual que recoge los parámetros básicos de esa dicotomía entre los "buenos" que tratan de defenderse ante el ataque de los "malos".

Están los defensores a ultranza de esa clásica y perversa política proteccionista que se abanderan con la política europea de cuotas y porcentajes de pantalla y están quienes son obligados a bailar sin tener demasiado que ver con el ritmo de la música, como por ejemplo el sector de las telecomunicaciones.

En España, están interfiriendo en el mercado en defensa de unos sin importar las consecuencias en los otros. Las televisoras privadas y las empresas de telecomunicaciones deberán pagar la fiesta a productores audiovisuales que son incapaces siquiera de lograr audiencia en Youtube si subieran gratis sus "premiados éxitos".

La realidad es tan perversa que existe toda una industria de dedicada a producir "basura cultural" con tal de que le sobren unos 90 mil euros al año para mantener su pobre existencia y lograr algún reconocimiento mediocre entre sus pares. Algunos incluso compran entradas en los cines para lograr la cuota mínima que les permita cobrar los subsidios oficiales.

En Latinoamérica la situación es más fuerte aún porque estamos a mitad de camino entre ser europeos y vivir como norteamericanos. Allí intelectuales y cineastas se rasgan las vestiduras ante el éxito de la "telebasura" y prometen cambiar las leyes para imitar el "modelo europeo" y defendernos de la mercantilización cultural y decirle al pueblo que es lo que tienen que consumir.

Soy un gran enemigo de los extremos, y en el caso europeo basta con mirar un par de estadísticas internacionales de la industria para entender que esta forma de proteccionismo y promoción de la industria audiovisual es un enorme fracaso y un gran negocio para unos pocos que lucran con plata ajena jugando a ser Fellini.

Tampoco se trata de tener a Sylvester Stallone como el paradigma del éxito.

Perfectamente se puede promocionar la industria audiovisual mediante políticas de estímulos transparentes para todos, sin necesidad de someternos a eruditos señores que nos juzgarán para luego elegir a los mismos de siempre y disponer dineros que no son de ellos en inversiones que no serán capaces de pagar siquiera la energía eléctrica de las salas de cines que los proyectarán.

No es justo y va contra la naturaleza humana hacer que unos lleven la cruz de otros. No es justo que una industria tenga determinados beneficios en detrimento de otra.

No es justo que las televisoras privadas o las empresas de telecomunicaciones paguen las aventuras de unos iluminados que se sienten con el derecho de dilapidar dineros ajenos realizando "superproducciones" que ni siquiera serán vistas por sus propias familias.

Europa y parte de Latinoamérica no logran entender una de las razones básicas por lo que la industria audiovisual norteamericana es un éxito. Simplemente porque hay un "doliente" detrás de cada éxito y ese éxito está construido encima de muchos fracasos. No entienden que detrás de cada éxito hay alguien que invirtió mucho dinero y que esperan un retorno por esa inversión y que solamente así podrán realizar una nueva producción en el futuro pues no contarán con el apoyo del "Papá Estado".

Apoyar el desarrollo de nuestra industria audiovisual es una obligación de nuestros gobernantes, pero ello debe hacerse en forma inteligente y acorde a la realidad del mundo actual.

No debemos continuar alimentando a una casta de parásitos que lo único que les interesa es hacer flamear la bandera de "victimas" ante sus evidentes incapacidades profesionales de imponerse por la vía de la competencia leal en la taquilla de cada fin de semana.

Si tienen dudas porque no les preguntan a los señores de Dallas a ver como les fue con sus pares japoneses o chinos cuando tuvieron que competir en la industria automotriz. Cine, TV o autos, cada cual en lo suyo pero ante todo la LIBERTAD de competir lealmente y que gane el mejor sin necesidad de vestirse con traje ajeno para entrar a una fiesta en la cual no siempre se está a la altura de las circunstancias.


Ismael Saldivia
Julio 2009

lunes, 27 de julio de 2009

EN EL OJO DEL HURACAN

La crisis, la digitalización, la convergencia, el abaratamiento de la tecnología así como otros varios factores se suman para que en este momento la industria audiovisual se sienta como barco a la deriva en el mar Caribe en pleno mes de octubre.

La crisis está haciendo estragos en las productoras de contenidos, los canales están recurriendo a las latas y estas están cada vez más baratas. Además están surgiendo todos los días nuevos talentos de "garaje" similar a lo que fue la explosión de la industria informática en los años 80. Cada vez más, vemos a muchachos jóvenes con sus "camaritas" digitales de HD que en un rincón de su casa producen contenidos muy respetables y luego los cuelgan gratis en Internet para terminar saltando al final a un Prime Time de un canal local o regional.

Cuantos gerentes financieros de los canales tradicionales de TV se estarán preguntando ¿como es posible que este chico haya producido este contenido de esta calidad y a mi me cuesta 1000% más hacerlo en el canal o encargarlo a la productora habitual?

Incluso las productoras de TV que se rigen dentro de sus exigentes normas de calidad haciendo que los clientes (es decir quienes ponen el dinero) gasten enormes sumas en inversión audiovisual contratando a un ejercito de personas para producir 30" de comerciales o realizar un documental que perfectamente podría hacerse con un 20% del dinero presupuestado.

Todavía hay mucha gente que no está tomando conciencia de que estamos en el medio de una enorme revolución en nuestra industria potenciada por la mayor criss financiera de la historia, todo ello convergiendo en una tormenta perfecta que nos cuesta a todos entender sus reales dimensiones y consecuencias.

Continuar trabajando como si nada, continuar haciendo TV como si la Internet no existiera, continuar produciendo como si la convergencia fuera una simple palabra de Star Treck, continuar inflando presupuestos de producción como si la digitalización, y la crisis fueran simples titulares, es sencillamente una enorme irresponsabilidad o incapacidad de los profesionales que hoy siguen ejecutando gastos que no provienen de sus bolsillos y que están llevando a que sus fuentes (canales de TV y productores ejecutivos) a un futuro dudoso y poco prometedor.

Ante todo este panorama el contenido que alguna vez fue Rey, hoy es una cascara de nuez en el océano en el medio de un huracán que nadie tuvo la capacidad de prever ni tampoco se sabe como terminará.


ISMAEL SALDIVIA
Julio 2009
tvhispanic.blogspot.com

aquí les copio este estudio publicado en el diario EL MUNDO:

Los contenidos de TV se abaratan como consecuencia de la crisis

Además, los directivos advierten de que no sólo se encargan producciones más baratas, sino que el 63% también indica que se está reduciendo el volumen de pedidos, y el 51% advierten de retrasos en los pagos hasta plazos mucho mayores de los acostumbrados.


Así, los directivos prevén que la caída de la producción en las cadenas nacionales será en 2009 del 14% para los contenidos de entretenimiento/actualidad y de otro 14% para la ficción, mientras que, en las cadenas autonómicas, el entretenimiento/actualidad descenderá un 16% y la ficción un 24%.

También disminuirá, según los encuestados en esta primera ola de 'Barómetro TV', la producción en canales locales (28%), en canales temáticos (13%), así como la producción de documentales caerá un 22% en 2009 y los concursos un 6%.

Respecto al mercado de la distribución televisiva, la animación es el contenido más afectado por la crisis, ya que caería en 19% en 2009, mientras que el cine y la ficción disminuiría un 15% y la ficción por capítulos y series un 9%.


En este sentido, el presidente de la consultora audiovisual Barlovento Comunicación, Ricardo Vaca, afirmó que "uno de los retos del sector es,con un coste menor, producir contenidos de una calidad igual o mayor", ya que, a consecuencia de la crisis, "el margen de beneficio de las empresas se ha reducido".

Preguntado por la repercusión en la calidad de esta reducción en el precio que se paga por los contenidos televisivos, Vaca se mostró convencido de que las televisiones "no pueden bajar la calidad" de los contenidos porque "el espectador ya está acostumbrado" a una calidad determinada, y no permitiría otra.

En cuanto a la evolución del sector de la producción, el 73% cree que ha evolucionado negativamente, frente al 13%, muy negativamente y el 14%, que se mantiene. No obstante, preguntados por sus propias empresas, el 27% opina que ha evolucionado desfavorablemente y el 7% muy desfavorablemente, mientras que el 41% piensa que se mantiene y el 26% favorablemente.


Sobre el conjunto del mercado audiovisual, el 70% considera que ha evolucionado desfavorablemente, el 17% muy desfavorablemente, y el 13% que se mantiene. Esta opinión negativa se mantiene para el futuro más próximo, ya que el 78% opina que el segundo trimestre de 2009 será peor o mucho peor para los productores y distribuidores, frente a un 22% que cree que será más o menos igual que 2008.

Más positivos se muestran los directivos respecto a la introducción de la TDT. El 67% piensa que resultará beneficioso para el sector, un 15% que no afectará y el 16% lo considera perjudicial. Además, el 45% está convencido de que la TDT representará más facturación para las empresas de producción y distribución.

En cuanto a la posibilidad de que las televisiones se fusionen, el 46% considera que las fusiones serán negativas o muy negativas para los intereses de los productores y distribuidores, frente a un 41% que opina, por el contrario, que serán positivas o muy positivas.

Igualmente se producen discrepancias respecto a la supresión de la publicidad en TVE. Así, un 39% de los productores y distribuidores opina que les favorecerá, frente a un 36% que está convencido de que será perjudicial para el sector.


Por último, un 60% considera que el apagón analógico podrá producirse el 3 de abril de 2010, tal y como estaba previsto, mientras que el resto opina que tendrá que retrasarse. Respecto a la TDT de pago, el 51% considera que no influirá en el sector, el 31% que será beneficioso y el 16% que será perjudicial.




jueves, 16 de julio de 2009

MUCHO RUIDO, MUCHAS NUECES. ¿PERO DONDE ESTAN?

Cuando nos sentamos con el control remoto frente al televisor se nos hace cada vez mas difícil disfrutar en forma medianamente completa y planificada un programa que nos pueda interesar.


Por lo general nos quedamos con los contenidos que ya conocemos en los mismos canales y dentro de la misma rutina, pues no tenemos ni el tiempo ni la destreza y hasta por momentos la valentía de ponernos a realizar una investigación dentro de esa enorme oferta de señales y programas que aumenta permanentemente y que amenaza multiplicar el estrés que ya habíamos recogido durante el día en nuestros trabajos, el tránsito, la seguridad, etc.


Antes hacer zapping era más sencillo, nos bastaba con dar un par de vueltas a los 50 o 60 canales que nos ofrecía la TV cable analógica, donde el número del canal tenía sentido y era un elemento más para identificarlo. Hoy son cientos de ofertas, todas desordenadas, y para colmo en cada uno de los decodificadores de la casa el mismo canal se ve en un número diferente para complicarla más. Mis hijos de 8 y 10 años saben perfectamente cual de los tres decos corresponde el número de canal de Disney, pero para quienes estamos a mitad de camino entre el mundo analógico y digital y además conocimos la TV en blanco y negro esto ya es demasiado.


Los controles remotos se parecen cada vez más a un sistema de lanzamiento de misiles con botones de todos los colores y símbolos nuevos que son capaces de generar la duda fantasiosa de que si apretamos algo mal, nuestro LCD podría termina despegando hacia el espacio.

Esta situación tiene muchos causas, dos de ellas muy destacadas son la velocidad de los avances tecnológicos y el impresionante crecimiento de la oferta de contenidos.


Los señores ingenieros tienen en general una característica muy común entre ellos y es su muy baja capacidad de entenderse con otros seres humanos comunes y corrientes, son muy capaces de hablar en idiomas de ceros y unos, así como entre profesionales de su misma especie e incluso con sus máquinas pero les es muy difícil entender al común de los mortales. Luego nos quieren hacer consumir complejos aparatitos con muchos botones e interfaces en pantalla que la mayoría de las personas jamás las usarán.


Por otro lado tenemos a la industria de contenidos que todos los días genera más y más programas y canales, por un simple sentido de la estadística es muy probable que dentro de los cientos de canales que recibimos hoy, en este momento en su televisor estén emitiendo un contenido que perfectamente podría superar a LOST o al éxito de Friends, pero nunca podrá ser porque ni usted ni yo vamos poder descubrirlos.


Ya se que estamos en el medio de la convergencia y que todavía nos queda mucho camino por andar, pero sin dudas el gran desafío para ingenieros y gerentes de marketing será poder brindarle al cliente las herramientas amigables para que la experiencia de mirar televisión vuelva a ser la misma de ir a un bistró donde nos sentimos parte de algo único y especial y no como ahora que se parece más a ir a Walmart corriendo detrás de la oferta del día.


Esta sobreoferta desordenada de contenidos, no está permitiendo que actores, productores y directores que logran realizar contenidos de muy alta calidad, accedan al éxito que se merecen y de esa forma potenciar a toda la industria.


Por el ruido sabemos que hay muchas nueces, pero no logramos encontrarlas.

Ismael Saldivia

Julio 2009


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